Hace algunos años, sentí la necesidad de realizar un cuarto paso sin que éste fuese especialmente doloroso, según la experiencia que me habían dejado dos anteriores. Había aprendido algo; que en el mundo muchas personas y no sólo los familiares de los alcohólicos somos criaturas medrosas e inseguras carentes de amor. Y si careces de amor se hace un hueco donde anida la vergüenza y el odio a ti mismo.
¿De qué manera se restituye ese daño? ¿Cómo los pasos del programa de Al-Anon pueden ayudarte a ser libre de esta vergüenza y rencor?
Mi distorsionada interpretación del Programa de AL-ANON no me invitaba a recibir el amor que me podía sanar, en particular, a través de los pasos cuarto hasta el séptimo. Contrariamente, mientras más lo intentaba menos me quería.Hasta que, en una Asamblea de Área me dediqué a preguntar entre compañeros RGs y los otros asistentes Al-Anon si alguno había elaborado su cuarto paso y si quería compartirlo en mi grupo. Encontré a alguien que había hecho dos y estaba en proceso de un tercero. Me entusiasmé; ese compañero compartió algo revelador y significativo: "NINGUNA DE NUESTRAS ACCIONES, POR MÁS EQUIVICADA Y TERRIBLE QUE LA JUZGUEMOS DEBIESE AVERGONZARNOS AL GRADO DE SENTIRNOS NO MERECEDORES DE EL AMOR Y EL PERDÓN".
Desde entonces he hecho de mi recuperación una alabanza a esta declaración que aparece constantemente y de diversas formas en nuestra literatura, en nuestras reuniones y en nuestros servicios.
Estoy en AL-ANON para sanar mis heridas, las mismas que enfermaron mis emociones y pensamientos y me impiden amarme a mi misma y a los demás. Una gratitud única me invade al recordar este momento de luz en que el sencillo y profundo compartimiento de un compañero me invitó a vivir amorosamente el programa de AL-ANON y dejar de castigarme con él, pues esta era la forma en que la enfermedad del alcoholismo, mi cultura y mi religión me habían enseñado a sobrevivir.
Gracias al anonimato que me permite comprender que el amor y la guía que necesito proviene de cualquier voz, rostro o situación ante la que esté receptiva.
ANÓNIMA
¿De qué manera se restituye ese daño? ¿Cómo los pasos del programa de Al-Anon pueden ayudarte a ser libre de esta vergüenza y rencor?
Mi distorsionada interpretación del Programa de AL-ANON no me invitaba a recibir el amor que me podía sanar, en particular, a través de los pasos cuarto hasta el séptimo. Contrariamente, mientras más lo intentaba menos me quería.Hasta que, en una Asamblea de Área me dediqué a preguntar entre compañeros RGs y los otros asistentes Al-Anon si alguno había elaborado su cuarto paso y si quería compartirlo en mi grupo. Encontré a alguien que había hecho dos y estaba en proceso de un tercero. Me entusiasmé; ese compañero compartió algo revelador y significativo: "NINGUNA DE NUESTRAS ACCIONES, POR MÁS EQUIVICADA Y TERRIBLE QUE LA JUZGUEMOS DEBIESE AVERGONZARNOS AL GRADO DE SENTIRNOS NO MERECEDORES DE EL AMOR Y EL PERDÓN".
Desde entonces he hecho de mi recuperación una alabanza a esta declaración que aparece constantemente y de diversas formas en nuestra literatura, en nuestras reuniones y en nuestros servicios.
Estoy en AL-ANON para sanar mis heridas, las mismas que enfermaron mis emociones y pensamientos y me impiden amarme a mi misma y a los demás. Una gratitud única me invade al recordar este momento de luz en que el sencillo y profundo compartimiento de un compañero me invitó a vivir amorosamente el programa de AL-ANON y dejar de castigarme con él, pues esta era la forma en que la enfermedad del alcoholismo, mi cultura y mi religión me habían enseñado a sobrevivir.
Gracias al anonimato que me permite comprender que el amor y la guía que necesito proviene de cualquier voz, rostro o situación ante la que esté receptiva.
ANÓNIMA